Gracias a su influencia sobre el funcionamiento del sistema nervioso central (que se podría equiparar al núcleo del cuerpo), la Terapia Craneosacral es recomendable para prácticamente cualquier tipo de enfermedad, dolencia o desequilibrio. Sus beneficios van desde el refuerzo del sistema inmune y, por tanto, el mantenimiento general de la salud, hasta el alivio de una amplia gama de patologías concretas.
Es una técnica especialmente recomendada ante cualquier lesión o dolor en la cabeza, cuello o espalda ya sea a causa de un accidente o traumatismo, a consecuencia de la actividad deportiva o laboral, como patología asociada a otra enfermedad, etc. Gracias al trabajo directo y específico sobre huesos, músculos, tejido conectivo y demás estructuras del complejo cráneo-columna-sacro, se obtiene un gran alivio del dolor, remisión de los síntomas y resolución de las causas que los generaron.
Otro grupo de dolencias y desequilibrios en los que la Terapia Craneosacral consigue muy buenos resultados son los relacionados con el estrés y el estilo de vida. Insomnio, fatiga, dolores de cabeza, problemas digestivos, ansiedad, bruxismo o el síndrome de la articulación temporo-mandibular son algunos ejemplos. El tratamiento ayuda a revertir y minimizar los efectos del estrés, ya que facilita las condiciones necesarias para que el sistema nervioso funcione correctamente, se regenere y recupere su equilibrio.
La Terapia Craneosacral ha dado respuesta a muchas personas que no han obtenido resultados (correctivos o paliativos) satisfactorios con otras disciplinas. Además de paliar posibles dolores, el enfoque holístico con el que se aplica esta terapia tiene como objetivo resolver esos síntomas desde su origen, ayudando a la persona a recuperar el bienestar y la salud tanto física como emocional.
La suavidad y especial cuidado propios de esta técnica, hacen de ella una opción segura y muy recomendable durante el embarazo y después del parto para la madre y para el bebé. Este se ve especialmente beneficiado desde el nacimiento dada la práctica habitual en los hospitales convencionales, tanto si es parto «natural» como por cesárea. En el primer caso la tracción cervical que se aplica al bebe, el uso de fórceps o de ventosas pueden ser fuente de lesiones. En el segundo, la cesárea priva al recién nacido del masaje natural que ofrece el canal del parto y que es imprescibdible para asegurar un buen desarrollo del cráneo y la columna. La posibilidad de detectar y liberar a tiempo posibles restricciones en el sistema craneosacral evita futuros problemas o molestias como los cólicos en el lactante, hiperactividad, trastornos del aprendizaje, tinitus, alergias, etc.
Otras situaciones en las que la Terapia Craneosacral ha probado ser beneficiosa son los desordenes sensoriales como la dificultad motora y de coordinación, autismo, dislexia, perdida del gusto o olfato, acúfenos, vértigo, etc.
A parte de ser una muy buena opción ante dolencias y enfermedades como las que hemos descrito, la aproximación terapéutica de la Terapia Craneosacral hacen de ella una forma de prevención, una especie de “itv” que cada vez más personas están incorporando en sus vidas.
Este artículo es un adaptación de parte de los textos Common CST questions page 1 y Common CST questions page 2 que se pueden encontrar en la web Upledger Institute.
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