¿Te sientes vulnerable y notas cómo se te encoge el estómago cuando te acercas al borde de una altura o desnivel? ¿Desconfías de tu propio equilibrio y sientes deseos de tumbarte en el suelo si tienes que mirar el fondo de un precipicio? ¿Temes acercarte a la baranda de un balcón, por si se desprende y caes al vacío?
Se llama acrofobia y lo sufren personas que frente a las alturas sienten un temor irracional y desmesurado que va desde el miedo intenso al pánico, en algunos casos, incluso cuando son otros los que se exponen a «la zona de peligro».
El gran reto
Para quien no lo ha sentido nunca puede parecer un problema fácil de evitar pero lo cierto es que puede limitar tanto en el día a día como social, lúdica o profesionalmente. No es necesario ser aficionad@ al puenting o un superhéroe de cómic para tener que moverse por las alturas; el simple hecho de subirse a una escalera de mano para cambiar una bombilla o limpiar los cristales puede resultar especialmente difícil para quien lo sufre.
Dar un paseo por la montaña, subir a una atracción de feria, o tomar el fresco en un balcón con l@s amig@s son actividades sencillas pero que, con frecuencia, ponen en un aprieto social a l@s que padecen este temor. El asunto se complica cuando la profesión obliga irremediablemente a pasar por este suplicio: conductores que, en su ruta, les aparece de pronto un tramo muy aéreo, los diferentes profesionales vinculados a la construcción (albañiles, cristaleros, electricistas, arquitectos, pintores…), personas que deben viajar en avión con frecuencia, etc.En general, se trata de personas sanas que conviven con ese obstáculo resignadamente. Han «adoptado» la acrofobia como parte de su personalidad, algo con lo que tienen que lidiar a tiempo real, básicamente evitando las situaciones «complicadas» en la medida que las circunstancias lo permitan.
¿Vértigo o Acrofobia? Cuando interviene el factor físico
Es frecuente que se confunda el vértigo (generalmente causado por un problema o lesión cervical, craneal o una disfunción en el sistema del equilibrio en el oído) con la acrofobia; pero se trata de cuadros diferentes. No obstante, algunas personas que lo padecen pueden desarrollar también fobia a las alturas, ya que el mareo y la inestabilidad propias del vértigo despiertan en la persona una sensación de angustia y vulnerabilidad que se agudiza con la perspectiva que se tiene desde un puesto elevado o un desnivel.
Las soluciones
Si este es tu caso (y el origen del vértigo es uno de los que hemos descrito) la mejor solución suele pasar por resolver la lesión o alteración física que lo ha provocado mediante terapias no invasivas como la Liberación de Membranas, Terapia Craneosacral, Flores de Bach y la Liberación Somato-emocional. La aplicación de estos métodos, a menudo combinados entre sí, ofrece resultados apreciables desde los primeros días, siendo casi siempre definitivos una vez completado el proceso. Primero desaparecerá el vértigo y a continuación el tratamiento se centra en el temor a las alturas.
En esta última fase la terapia es básicamente la misma que en la acrofobia «simple»: Terapia Floral, Liberación Somato-emocional, técnicas de relajación y adaptación… Las diferencias vendrán determinadas por las características individuales de cada persona, el grado de afectación, la intensidad de la angustia, etc.
Desde una prudencia razonable
Seguramente, no todas las personas que superan esta antipática afección convierten el paracaidismo acrobático en su hobby favorito, pero vivir sin miedo, sintiendo que se pisa terreno seguro y que todas las barandillas del mundo están sólida y firmemente ancladas a la pared facilita la vida, reduce el estrés, aumenta la sensación de libertad y posibilita experiencias muy gratificantes.
Como siempre, si necesitas más información o no sabes si tu caso se puede resolver con nuestras técnicas, no dudes en consultarnos.